Una toxiinfección alimentaria se produce cuando consumimos alimentos contaminados o “en mal estado”. Esto significa que el alimento que hemos consumido contenía algún tipo de “bichito” (bacteria, virus, parásito…) que nos hace enfermar. Normalmente vienen acompañadas de síntomas como dolor de barriga, vómitos y/o diarrea, como una gastroenteritis. ¿Por qué el nombre de toxiinfección? La palabra podemos descomponerla en dos partes: “toxi-infección”:
– Infección: hay un agente externo (una bacteria, un virus… ) que nos infecta, es decir, que nos hace enfermar. El caso más típico, sobre todo ahora que ya empieza el calor, es el de la bacteria salmonella, que produce la enfermedad conocida como salmonelosis.
– Toxi: en ocasiones, no es una bacteria o un virus lo que nos hace caer enfermos, sino una toxina producida por ese “bichito”. Una toxina es una sustancia química, un veneno, que puede afectar negativamente a nuestro organismo. Un ejemplo es el del clostridium botulinum, una bacteria que durante su vida produce la toxina botulínica, toxina que al ser ingerida, produce parálisis, pudiendo acabar en la muerte de la persona.
La Red de Vigilancia Epidemiológica de cada Comunidad Autónoma tiene incorporado el sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO), cuya finalidad es la detección precoz de problemas de salud en la población, con el fin de erradicarlos a la mayor celeridad posible. Para ello, registran y hacen seguimiento, entre otros, de cualquier brote de toxiinfección alimentaria del que tengan noticias.